La atmósfera terrestre es una mezcla de gases, algunos de los cuales se conocen como "gases de efecto invernadero".
Estos componentes gaseosos -los más conocidos son el dióxido de carbono (CO2), el ozono (O3) y el vapor de agua (H20)- comparten la característica de ser excelentes absorbentes de la radiación infrarroja.
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La utilidad de los gases de efecto invernadero
Los gases de efecto invernadero (GEI) tienen la capacidad de absorber la radiación solar y la radiación infrarroja de la Tierra. Sin la presencia de GEI, el calentamiento del suelo por radiación no sería posible: la fracción de energía captada por los gases no podría ser devuelta a la superficie y la Tierra se enfriaría.
En concreto, sin los gases de efecto invernadero, la Tierra tendría una temperatura media de unos -18 °C en lugar de los 13,7 °C de media que experimentamos en 2019. En resumen: sin gases de efecto invernadero, la vida en la Tierra no sería posible, ¡así de importantes son!
Dióxido de carbono: ¿un culpable ideal?
De todos los gases de efecto invernadero, el dióxido de carbono (CO2) es el que recibe más atención en lo que se refiere al calentamiento global. La razón es obvia: el CO2 es un subproducto de la quema de combustibles fósiles, una de las principales fuentes de energía de nuestra economía mundial.
En los últimos 100 años, el uso masivo de combustibles fósiles ha provocado un aumento de la concentración de CO2 en la atmósfera del orden de 300 a 400 ppmv (partículas por millón en volumen). Esta concentración supera con creces todo lo que la atmósfera terrestre ha experimentado al menos en los últimos 800.000 años. A modo de comparación: la concentración de CO2 era de sólo 280 ppmv en 1850 (antes de la era industrial), lo que convierte al CO2 en el culpable ideal del calentamiento global.

Pero actuar sobre el CO2 sea suficiente para contrarrestar el aumento de la temperatura de la Tierra? Hay muchos factores en juego y, en nuestra opinión, el CO2 no puede ser el único responsable del calentamiento global. Lo único cierto es que el dióxido de carbono es un gas de efecto invernadero: cuanto más presente esté en nuestra atmósfera, mayor será el efecto de calentamiento.
Según las últimas proyecciones, si el calentamiento global continúa al ritmo actual, se prevé que la temperatura media de nuestra Tierra aumente 1,5° Celsius de aquí a 2030 o 2052.
¿Quiere saber más?
El Gobierno francés está comprometido en la lucha contra el calentamiento global desde 2011 con su plan nacional de adaptación al cambio climático. En 2018, Este plan ha sido sustituido por el PNACC2, que se articula en torno a 4 objetivos:
- Protección de personas y bienes
- Evitar las desigualdades de riesgo
- Limitar los costes y cosechar los beneficios
- Preservar el patrimonio natural
Para comprender mejor el cambio climático y la actuación de Francia en este ámbito, le sugerimos que descubra la infografía publicada por el Gobierno, disponible en : https://www.ecologie.gouv.fr/