Reflejo de una montaña nevada en el agua de un lago contra un cielo azul

¿Qué es el ciclo hidrológico?

El ciclo hidrológico describe la circulación del agua desde el océano y otras superficies acuáticas hacia la atmósfera y la tierra.

La evaporación de los océanos es una fuente importante de vapor de agua en la atmósfera. La precipitación, lluvia, nieve, aguanieve o lluvia helada cae de las nubes y supone una pérdida de agua atmosférica, ya que elimina agua de la atmósfera.

Las precipitaciones traen agua a la superficie terrestre y constituyen una fuente de agua para el suelo. En tierra, las precipitaciones pueden acumularse en lagos, fluir por los ríos hacia el océano o filtrarse en el suelo.

Una interacción entre el suelo y la atmósfera

El ciclo hidrológico es un sistema interactivo. El agua en la atmósfera, en el océano, en la tierra y en el subsuelo está vinculada, y los cambios en cualquiera de ellos afectan a los demás. Calentamiento global Por eso es tan importante vigilar el ciclo del agua, porque a medida que suben las temperaturas, aumenta la evapotranspiración, lo que se traduce en más vapor de agua en la atmósfera y menos en el suelo.

Dado que el agua desempeña un papel fundamental en el tiempo y el clima, es importante comprender el ciclo hidrológico. Un cambio en uno de los componentes del ciclo hidrológico puede repercutir en el clima. Por ejemplo, una disminución de la nubosidad diurna sobre la tierra permitirá que más energía solar caliente el suelo y la atmósfera por encima llegando a la superficie.

Otro ejemplo es el aumento de la frecuencia de las precipitaciones intensas en zonas terrestres, que pueden provocar inundaciones en lugar de la infiltración del agua en los acuíferos.


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El ciclo hidrológico: aspectos regionales a tener en cuenta

Aunque el ciclo hidrológico es un fenómeno mundial, algunos aspectos regionales repercuten en Francia, ya que los cambios hidrológicos en las 6 cuencas fluviales (Ródano-Mediterráneo-Córcega, Rin-Mosa, Loira-Bretaña, Sena-Normandía, Adur-Garona y Artois-Picardía) repercuten en el abastecimiento de agua.

Con el cambio climático en marcha (al que achacan el IPCC), los cambios en los regímenes de precipitaciones pueden repercutir en las prácticas de gestión del agua alterando los recursos hídricos. Una disminución de las precipitaciones en una cuenca reducirá la cantidad de agua superficial y, por tanto, la percolación en el suelo.

Del mismo modo, debido a la naturaleza cíclica del agua, la extracción de aguas subterráneas puede reducir la cantidad de aguas superficiales en lagos y ríos. Es posible que las prácticas de recarga de aguas subterráneas, filtración de agua y prevención de inundaciones tengan que adaptarse al cambio climático regional que estamos presenciando. Estas adaptaciones deben considerar el ciclo del agua como un sistema interactivo y no como un hecho aislado.

El cambio climático y yo | Clip 4: El ciclo hidrológico
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