El CO2 es un conocido contaminante de interiores que afecta al rendimiento en el lugar de trabajo, en la escuela e incluso en el gimnasio. Los niveles extremos de CO2 pueden provocar la muerte, sobre todo en espacios cerrados como laboratorios, algunas salas de hospital y fábricas de cerveza. El CO2 puede tener una serie de efectos sobre la salud y la seguridad en el hogar y en el trabajo.
He aquí 6 razones por las que debería hacerlo medición de los niveles de dióxido de carbono dentro de los edificios.
Contenido
1. El CO2 puede matarte
El aire exterior tiene una concentración de CO2 de unas 400 ppm y cada respiración humana contiene unas 30.000 ppm. Las concentraciones de CO2 superiores a 20.000 ppm provocan jadeos; por encima de 100.000 ppm (10 %), el CO2 puede causar temblores y pérdida de conciencia; y los valores superiores a 250.000 ppm (25 %) pueden causar la muerte (Satish et al 2012). El CO2 puede ser peligroso de dos maneras: desplazando el oxígeno de la sangre o actuando como toxina.
2. El CO2 puede reducir la productividad
En la oficina y en el aula, se ha comprobado que niveles elevados de CO2, entre 1.000 y 2.500 ppm, disminuyen el uso de la información, aumentan los dolores de cabeza, reducen el rendimiento y aumentan las tasas de absentismo (Satish et al 2012). En general, concentraciones de CO2 de 1.000 ppm pueden provocar una disminución estadísticamente significativa del rendimiento en la toma de decisiones. Por el contrario, concentraciones de CO2 de 2500 ppm provocan disminuciones grandes y muy significativas en el rendimiento de la toma de decisiones.
Aunque el CO2 no es el único factor, unos niveles elevados pueden provocar una sensación de letargo y fatiga a menudo asociada a los trabajadores de oficina. Los estudios han demostrado que el rendimiento asociado al letargo inducido por niveles elevados de CO2 puede disminuir hasta 10 % en adultos y más de 20 % en escolares.
3. El CO2 puede aumentar rápidamente en habitaciones mal ventiladas
La figura 1 muestra lo rápido que pueden aumentar los niveles de CO2 en una oficina mal ventilada. Por ejemplo, en una oficina de 3,5 m x 4 m con un solo ocupante, el CO2 pasó de 500 ppm a más de 1.000 ppm en los 45 minutos siguientes a la desconexión de la ventilación.

En encuestas realizadas en aulas de California y Texas, las concentraciones medias de CO2 superaban las 1.000 ppm, muchas superaban las 2.000 ppm, y en 21 % de las aulas de Texas, la concentración máxima de CO2 superaba las 3.000 ppm (Satish et al 2012). Unos niveles tan elevados de CO2 podrían tener un efecto especialmente perjudicial en la concentración durante los periodos de exámenes.
En general, cuando se reúne un gran número de personas, el CO2 aumenta rápidamente, lo que provoca una mala calidad del aire interior y contaminación. En las oficinas, puede tratarse de salas de reuniones donde varios empleados se reúnen durante largos periodos en espacios reducidos.
Otros lugares, como gimnasios, centros comerciales, cafeterías con máquinas expendedoras de refrescos o bibliotecas, se reconocen cada vez más como entornos interiores en los que los altos niveles de CO2 reducen el rendimiento.
4. Algunos lugares tienen niveles de CO2 naturalmente elevados y deben ser controlados
Hay algunos lugares en los que el CO2 interior de una habitación o recinto cerrado puede alcanzar niveles extremos y potencialmente mortales.
Cualquier área cerrada o mal ventilada donde se almacenen o utilicen botellas de CO2 puede tener niveles peligrosos de CO2 atmosférico. Ejemplos de estos lugares son los laboratorios y los hospitales.
Otros espacios en los que se utiliza CO2 de forma habitual en el proceso de fabricación o de trabajo también son zonas potenciales de niveles nocivos de CO2. Las cervecerías son potencialmente muy peligrosas. En tanques y bodegas pueden formarse bolsas de CO2 muy elevadas que pueden provocar rápidamente la muerte. Incluso los bares, clubes y pubs, donde las bombonas de CO2 se almacenan en una sala, están cada vez más obligados a controlar los niveles de CO2 por motivos de seguridad laboral.
El uso de sensores de CO2 para controlar la ventilación puede ser útil en estos casos. No obstante, pueden instalarse otros sistemas con alarmas acústicas y visuales para advertir a los trabajadores y ocupantes de niveles peligrosos de CO2.
Por cierto, hay lugares extremos e improbables, sobre todo al aire libre, donde la asfixia por CO2 ha provocado muchas muertes. Los volcanes, por ejemplo, no sólo presentan los peligros que todos conocemos, sino que también pueden expulsar grandes cantidades de CO2. Se han registrado casos de muertes por CO2 alrededor de volcanes. Las erupciones volcánicas elevan el CO2 atmosférico a niveles peligrosamente altos en espacios confinados o zonas mal ventiladas. Esto incluye depresiones topográficas como los valles. Pero también puede ser en sótanos, aparcamientos o plantas bajas.
5. Control del CO2 para la eficiencia energética
Muchos gestores de instalaciones recurren cada vez más a la monitorización del CO2 para la ventilación controlada a demanda (DCV). Las unidades de ventilación pueden ajustar automáticamente la entrada de aire en función de la ocupación máxima de una sala, oficina o aula. Sin embargo, la ocupación suele ser intermitente e impredecible, lo que provoca un exceso de ventilación e ineficiencias energéticas.
Controlar los niveles de CO2 y automatizar la ventilación para aspirar aire a niveles de CO2 predefinidos, como 800 ppm, permitirá ventilar la habitación cuando realmente sea necesario. En vínculo entre CO2 y Covid-19 está demostrado, esta automatización de la ventilación puede ser muy práctica para garantizar la salud de los ocupantes.
Un estudio demostró que la monitorización del CO2 para CMV ahorraba entre 5 y 80 % en costes energéticos en comparación con una estrategia de ventilación fija (Emmerich y Persily 1997).
Otras tecnologías de control de la ocupación pueden no ser tan eficaces como el control de los niveles de CO2. Por ejemplo, algunos controladores de edificios utilizan valores de consigna de humedad relativa. Sin embargo, los valores de consigna de humedad pueden variar mucho, cambiar lentamente y no reflejar directamente la ocupación. Otro método consiste en utilizar un sensor PIR (detector de presencia).
Este método se utiliza mucho para encender automáticamente las luces cuando una persona entra en una habitación. Utiliza un sensor de infrarrojos para detectar el movimiento y, por tanto, la presencia de una persona en la habitación. Sin embargo, este método tiene dificultades para detectar el número de ocupantes de una habitación. En cambio, la medición del CO2 permite determinar la presencia de un ocupante (el nivel de CO2 aumenta) y el número de ocupantes (cuanto mayor es el número de ocupantes, mayor es la tasa de variación del nivel de CO2).
6. El factor novedad
Medir los niveles de CO2 en el interior de los edificios es una novedad para la mayoría de la gente. De hecho, la mayoría de la gente no tiene ni idea de cuáles son los niveles de CO2 de su habitación, de cuáles deberían ser y de cómo cambian a lo largo del día en función de diversos factores.
Merece la pena controlar los niveles de CO2 con un registrador de datos, o disponer de una pantalla LCD montada en la pared o en el escritorio que muestre los niveles de CO2 en tiempo real. Informar a tus invitados de que controlas la ventilación de tu edificio con un detector de CO2 no dejará indiferente a nadie.