Normalmente, el polvo no es más que una pequeña molestia que encontramos en nuestra vida cotidiana. En el lugar de trabajo, sin embargo, puede causar graves problemas respiratorios, especialmente cuando es nocivo o está presente en grandes cantidades.
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¿Por qué es un problema el polvo?
El polvo es una verdadera molestia, llega a todas partes y puede ser peligroso para la salud. Para diferenciar los riesgos, se distinguen dos tipos de polvo: peligroso y molesto. Ambos tipos son perjudiciales, pero por motivos diferentes.
El polvo molesto es, como su nombre indica, una fuente de molestias. Puede causar inflamación de la nariz, la garganta, los ojos y dificultades respiratorias. En el lugar de trabajo, puede producirse en grandes cantidades dependiendo de la tarea que se esté realizando, como trabajos de demolición, perforación, palear o si se está utilizando arena fina, por ejemplo.
Aunque el polvo en sí no es peligroso para la salud, es un peligro si se inhala en cantidades importantes y crea problemas que van más allá de la inflamación. Incluso en pequeñas cantidades, sigue siendo una gran preocupación para los trabajadores que están expuestos a él a diario, ya que puede causar muchos problemas de salud a corto y largo plazo. Entre ellas figuran:
- Asma crónica (polvo de harina y fibras de madera).
- Cáncer (polvo de sílice o amianto).
Por tanto, la evaluación de los riesgos de exposición a las partículas de polvo (plomo, amianto, fibras de madera, sílice cristalina, etc.), así como la difusión de información adecuada en materia de prevención en el lugar de trabajo, son esenciales para limitar los peligros asociados a una exposición prolongada a estas partículas nocivas para la salud.
¿Qué hacer si se trabaja en el polvo?
Si trabajas en un ambiente polvoriento o generas polvo en tu lugar de trabajo, primero debes analizar el tipo (amianto, sílice cristalina, plomo, etc.) y la cantidad de polvo que generan tus tareas.
No te fijes sólo en los polvos visibles a simple vista, ya que algunas de las partículas más peligrosas para la salud, como el amianto, no son visibles a simple vista, por lo que podrías pasarlas por alto fácilmente.
Protéjase
Una vez que haya identificado el tipo de polvo presente o generado en su lugar de trabajo, piense qué medidas preventivas puede adoptar y cómo puede deshacerse de estas partículas o, si esto no es posible, cuál es la mejor forma de controlarlo. En general, el uso de un máscara de protección respiratoria puede ser suficiente, pero su uso debe añadirse a otras medidas de seguridad.
Piense en cómo puede gestionar el polvo en origen y reducir la cantidad de polvo producido: esto protegerá a todos en el lugar de trabajo, a diferencia de un respirador que sólo protege al usuario.
Neutralizar el polvo en su origen
Muchos controles típicos consisten en suprimir o reducir el polvo aplicando un enfoque diferente al trabajo o comprando productos de un tamaño más adecuado. Eliminar estas partículas peligrosas mediante sistemas de extracción locales o en equipos, pulverizar agua a medida que el polvo se acumula, son soluciones que pueden ayudarle a proteger su salud y la de los profesionales que puedan estar expuestos a él.